📘 Veintisiete Letras, 2010, 369 pp. 📕 Tapa blanda, sellado, 15 x 23 cm
El 8 de noviembre de 1926, Gramsci es detenido por la policía fascista y condenado por "conspiración contra los poderes del Estado, incitación a la guerra civil y al odio de clase, apología de actos criminales y propaganda subversiva". Durante once años de cautiverio, desde la deportación a la isla de Ustica hasta la clínica de Formies donde muere en 1937, a los cuarenta y seis años, Gramsci mantuvo una intensa correspondencia, principalmente con los miembros de su familia y en especial con su cuñada Tatiana, quien lo asistió y acompañó por carta hasta el final. En 1930, a cuatro años de su encarcelamiento, Gramsci anotaba en uno de sus célebres Cuadernos un pasaje del libro de Eugenio d'Ors, La vida de Goya: "Existen dos modos de matar: uno, designado abiertamente con el verbo matar; el otro, el que queda sobrentendido bajo el delicado eufemismo: 'hacer la vida imposible'. Es la forma lenta y oscura de asesinato consumada por una multitud de cómplices invisibles. Es un auto de fe sin coroza y sin llamas, perpetrado por una Inquisición sin juicio ni sentencia". Tal fue la forma de lento asesinato que sufrió Gramsci en el progresivo deterioro de sus recursos físicos y morales. Se defendió largos años, aferrado a sus convicciones, sordo a cualquier compromiso con el régimen, esforzándose por mantener vivos sus afectos, por encima de la distancia y la soledad, y trabajando tenazmente en una investigación teórica original, la cual quedó reunida en sus fundamentales Cuadernos de la cárcel y que reverbera en las páginas de estas Cartas de la cárcel, junto al testimonio del sufrimiento y de una esperanza que se va apagando.
📘 Veintisiete Letras, 2010, 369 pp. 📕 Tapa blanda, sellado, 15 x 23 cm
El 8 de noviembre de 1926, Gramsci es detenido por la policía fascista y condenado por "conspiración contra los poderes del Estado, incitación a la guerra civil y al odio de clase, apología de actos criminales y propaganda subversiva". Durante once años de cautiverio, desde la deportación a la isla de Ustica hasta la clínica de Formies donde muere en 1937, a los cuarenta y seis años, Gramsci mantuvo una intensa correspondencia, principalmente con los miembros de su familia y en especial con su cuñada Tatiana, quien lo asistió y acompañó por carta hasta el final. En 1930, a cuatro años de su encarcelamiento, Gramsci anotaba en uno de sus célebres Cuadernos un pasaje del libro de Eugenio d'Ors, La vida de Goya: "Existen dos modos de matar: uno, designado abiertamente con el verbo matar; el otro, el que queda sobrentendido bajo el delicado eufemismo: 'hacer la vida imposible'. Es la forma lenta y oscura de asesinato consumada por una multitud de cómplices invisibles. Es un auto de fe sin coroza y sin llamas, perpetrado por una Inquisición sin juicio ni sentencia". Tal fue la forma de lento asesinato que sufrió Gramsci en el progresivo deterioro de sus recursos físicos y morales. Se defendió largos años, aferrado a sus convicciones, sordo a cualquier compromiso con el régimen, esforzándose por mantener vivos sus afectos, por encima de la distancia y la soledad, y trabajando tenazmente en una investigación teórica original, la cual quedó reunida en sus fundamentales Cuadernos de la cárcel y que reverbera en las páginas de estas Cartas de la cárcel, junto al testimonio del sufrimiento y de una esperanza que se va apagando.